Cuando escribo el título de esta entrada, lo primero que se me viene a la mente es todo lo que mi nene está aprendiendo. Es una esponja. Cada día nos sorprendemos de todo lo que hace este chiquitito. Sin embargo, la que más está teniendo que aprender soy yo. Cuando pienso que todo está bajo control, sale algo nuevo y a adaptarse de nuevo. Y no saben lo que me cuesta! Hoy me di cuenta o me hicieron dar cuenta mejor dicho que hay algunas premisas que no debo olvidar ante cada nuevo día:
-No hay que dar nada por sentado. Lo que hasta ayer funcionaba, hoy puede dejar de hacerlo. Ese videito que lo atrapaba probablemente ya haya dejado de gustarle. La flexibilidad ante todo. (Mi ser estructurado la está pasando muy mal.)
-Cada vez que se duerma y te sientes en la compu o agarres un libro, antes DESCONECTA EL TELÉFONO. Es infalible, parece que estuviera en un reality y cuando me dedico dos minutos a hacer algo para mí, escucho la músiquita del inalámbrico.
-Los chicos son una caja de sorpresas. Los planes siempre son en condicional.
-No todo tiene una razón. Cuando mi hijo cambia de conducta, me agarra una desesperación en la que entramos en una crisis conjunta. Quizás es sólo un mal día o se viene algún cambio.
- Y lo más importante, aunque nos sorprendamos de sus proezas y habilidades, todavía es un bebé de 6 meses que apenas tiene conciencia de sí mismo y como puede se comunica. Muchas veces ni él sabe lo que desea o lo que le pasa.
Aunque parezca una pavada, todas estas cosas juntas día a día por momentos, son agobiantes. Lo bueno es mantener el eje, no corrernos del camino e ir adaptándonos a sus necesidades.
Buen fin de semana y gracias por leerme!
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