lunes, 27 de enero de 2014

Algo así como un puerperio tardío.-

Materna dice sobre el puerperio:

"Se trata de la etapa que transita la nueva mamá desde el nacimiento de su bebé, hasta el momento del retorno a la vida más allá del mundo de los pañales. Es decir que este tiempo variará de una mujer a otra, y que nada tiene que ver esto con el alta médica.

Históricamente se vinculó el puerperio con el alta médica que se da a los 30-40 días luego del parto, en la que se incluye el permiso para retomar la actividad física y reiniciar una vida sexual activa. Pero lo importante es tener presente que esto es a nivel físico, orgánico, y que nada dice del estado emocional de esa mujer, ni de su deseo. Por ello es importante pensarlo como un  proceso de adaptación al nuevo rol maternal, que transcurre desde el momento del parto, primer encuentro real con el bebé, hasta el equilibrio emocional afectivo que demuestra la adaptación lograda."

Esta definición me parece fantástica. Y creo que refleja perfectamente lo que a mí me pasa como mujer. Lo de la recuperación física casi lo tenemos (me faltaría más pelo nomás y un poco de color porque van dos veranos sin sol así que parezco Morticia Adams). Ahora la estabilidad emocional...te la debo!
Convengamos que nunca fui 100% estable emocionalmente. Me involucro mucho, me caliento fácil, me preocupo mucho, y reconozco tener un temita con ser socialmente aceptada. Creo que hasta antes de tener a Sancho (ya Chiquitín quedó en el pasado con sus doce kilos), venía de alguna manera regulando reacciones o con las energías bien puestas en eso. Más allá de los vaivenes de la vida, me sentía bien socialmente. Me sentía bien con mi imagen corporal, estaba amigada con ella.  Ahora después de Sancho, no puedo equilibrarme emocionalmente ni con mi imagen corporal. Recién ahora puedo verme al espejo y juntar a la chica que era con la mujer que soy y esa imagen me gusta. Me cuestan menos las fotos. Podría decir que ahora me reconozco. En cuanto a lo social, hago agua por todos lados. O no me puedo poner en el lugar del otro, o quiero ganar todas las discuciones, o me pongo mal porque no encajo en ciertos grupos o me angustio por si pensarán que soy una densa hablando todo el día de mi hijo. Termino siempre conectada al whatsapp queriendo estar en todos lados y en ninguno. Ahora eso sí, en casa con mi familia soy la mujer más feliz del universo. Desbordo de alegría. Será cuestión de empezar a mostrar esa alegría. De involucrarme más con lo que pasa en casa y contagiar todo eso lindo que pasa a mis relaciones. De bajar un cambio y quererme más. Confiar más en mí. Y aceptar más cuando me equivoco. En fin, como verán, esto de encajar en la sociedad y fusionar mi nuevo rol con el afuera no se me da bien. Pero como me dijo una amiga hoy..Será cuestión de parar, dejar de enroscarse tanto y quizás las cosas se den más fáciles.

sábado, 11 de enero de 2014

Llegando al año!

Ufff...he estado tan desaparecida por estos lares! Tuvimos de todo estos últimos meses... Mi abuela estuvo con unos problemas de salud, lo que puso en jaque a toda la familia. Idas y venidas, corridas, preocupaciones. Finalmente, la llevamos a un geriátrico. Quizás no era la decisión que ella esperaba pero debía estar controlada. Después de eso vino la adaptación, que no fue fácil, y luego nosotros nos mudamos a su casa. En pleno cierre de año!!! Así que puedo decir que hemos sobrevivido al caos y por suerte, ya estamos disfrutando de unas vacaciones. En casa. Pero vacaciones al fin!!! Y así sin darnos cuenta ya estamos a una semana del año del Chiquitín...No puedo creer que ya vaya a tener un año..Pero a la vez lo miro y me parece más grande. Cada vez lo amo más. Con esa simpatía que tiene, su buen humor, sus pucheros, esa energía. Es el sol de mi vida. De nuestras vidas. Ayer fui a la casa de una compañera de fútbol a conocer su bebé y me parece increíble todo lo que creció mi poroto. Y me acordé de la teta, el provechito, la indecisión, los miedos, la incertidumbre, la novedad, la cámara ante cada cosa nueva. Parece que hubiesen pasado mil años de todo eso. Hoy lo miró y veo cómo se mueve, sus miradas dirigidas, su concentración, cómo agarra sus juguetes, cómo se hace entender, los abrazos, los besos. Es asombroso que en un año un ser humano evolucione tanto. Y sé que queda mucho más. Y cada vez esta aventura de ser madre me gusta más. Estar los tres jugando en la cama es lo mejor que me ha pasado en la vida. No existe momento que pueda igualar esa felicidad y ese bienestar. Voy por más, vamos por más. Por nuevas aventuras que contar en su nuevo año de vida :)