miércoles, 30 de enero de 2013
domingo, 27 de enero de 2013
Y llegó mi Pirulino...3.300kg de puro amor.-
Y por fin, llegó el momento luego de 9 meses de espera. Ese instante tan ansiado durante tantos meses. Y como no podía ser de otra manera lo hizo de forma triunfal y protagónica...Así arribó al mundo mi Pequeño Dragoncito (según el horóscopo chino, tengo un niño dragón que le gusta imponerse y eso quedó clarísimo!). Paso a contarles.
Hace mucho tiempo mi marido y yo teníamos ganas de ir a ver un musical. Nunca habíamos ido a ninguno. Por falta de tiempo, dinero, por olvidarnos de algún estreno y otras excusas siempre perdimos la oportunidad de ir a uno. Justamente el 16 de enero se estrenaba "El Retrato de Dorian Gray" y como el obstetra me dijo que todo estaba muy tranquilo decidimos arriesgarnos y sacar las entradas para el viernes 18. Yo cruzaba los dedos para que nos deje llegar a la fecha. Y como imagino se habrán dado cuenta mi chiquitito (fiel a su estilo de estrella Hollywoodense) decidió elegir ese preciso instante, a la hora que justo empezaba la obra para salir de su caparazón. Comenzé con dolores a las 18 hs pero como no eran muy fuertes y ese día justo había ido al obstetra y no me dijo "Hija mía, estás por parir", yo le dí para adelante. Antes de la obra nos encontrábamos con mi papá a tomar un café y, ni lerda ni perezosa, le di las instrucciones de lo que tenía que ir a buscar si no llegábamos a estar en casa cuando entraba en trabajo de parto (viva la piba, eh?). Ya a las 20hs empezé a sentir contracciones bastante fuertes y seguidas e inclinarme hacia adelante se estaba tornando una tarea algo difícil, pero siguiendo con mi testarudez, me dije "Hasta que no se cumplan las dos horas de contracciones cada 5 min como me dijeron en el curso, yo no me muevo de aquí." Y así partimos al teatro. Cuando vi las escaleras para subir a la platea, confieso que casi más me muero pero las subí, me senté y le dije a mi marido "Empezemos a controlar las contracciones." Él sacó su celular, encendió el contador de contracciones (estaba todo fríamente calculado, por si no lo notaron) y mientras mirábamos la obra, yo veía que las contracciones eran cada dos minutos. Hasta que a las 22hs tomé coraje y dije " Vayamos ahora porque más tarde no sé si llego a bajar las escaleras." Nos tomamos un taxi y partimos hacia el hospital. Yo sólo rogaba porque no fuera una falsa alarma porque no me quería ir con esos dolores a casa o pensar que podía ser mucho peor. Llegamos, y en cuanto me pusieron el monitoreo y me revisaron, el Pequeño Dragón dijo "Acá me quedo yo." Me internaron a las 00, traté de respirar como pude, tranquilizándome lo más que podía. Mi marido no podía más de verme sufrir pero yo quería ser fuerte y hacer las cosas bien. La última hora fue terrible. Quería evitar gritar para no parecer una loca desquiciada pero ya no me podía contener. Temblaba del dolor cuando me revisaron por última vez. Y por fin la doctora dijo " Ya está viniendo el anestesista para darte le peridural. Te rompo la bolsa y vamos." OH SI!!!!!Juro que esos minutos hasta que llegó el anestesista, no aguantaba más. Pensé que no iba a poder. Terminé mordiendo a mi marido en la panza ( no sé cómo hice) y gritando Perdón, perdón!!! A todo esto, él estaba llorando a moco tendido o aguantaba. No recuerdo muy bien. Me vinieron a buscar y a las 3.20 se terminó el dolor. Estaba tan agotada que me quedé medio dormida apenas me sentí más aliviada.Y ahí en unos 10 pujos (calculo), salió mi Pirulino a las 4.06. Todo peludito, violetita, y llorando como un desquiciado. Y esucharlo llorar fue lo mejor que me pasó en la vida. Ya estaba tranquila. Tenía pánico de que no pueda respirar. Lo ví, nos dimos un beso con mi marido y allí partieron mis dos reyes. Cuando llegué a mi habitación, los vi juntitos. Mi Pequeño Dragón estaba en brazos de su papá y a él se lo veía tan seguro. Y ahí supe que no me había equivocado. Que había elegido al hombre apropiado, que se la bancó a mi lado, que nos daba esa seguridad que uno siempre intenta lograr como familia, que sufre y ríe con nosotros. A los días me di cuenta que el dolor, las quejas, el cansancio, los comentarios inapropiados, los pensamientos retorcidos, PREocuparse tanto pasa a segundo plano. Cuando lo ves reir, cuando hace alguna mueca, cuando lo vestís, incluso cuando te agota, este pequeño ser me daba una paz mental inexplicable. Quizás empiezen otros problemas, pero otros con seguridad se acaban. El sentido de la vida te cae por completo en un segundo.
Como dice Jorge Drexler, al final del camino, nos daremos cuenta si valió la pena lo vivido.
Definitivamente, sí.
miércoles, 16 de enero de 2013
Anidando.-
Ya no queda mucho más por decir. Anido, empollo (como llamo yo a este etapa) tranquila en casa. Hay días mejores, hay días en los que parece que me hubieran desactivado. Ya no se me da por salir tanto y la verdad, la paso fenomenal en mi hogar. Limpio, ordeno, miro una película, cocino (se me dio por incursionar en las artes culinarias), leo un libro leeeeentamente porque la concentración se me debe haber ido a pasear y yo no me di cuenta, charlo con alguna amiga, con mi familia. También me divierto con las apuestas hechas por la fecha de nacimiento. Siento las pataditas cada vez más suaves de mi pirulo. Hago baños de inmersión. Duermo siestas sin despertador. Trato de ponerme linda aunque esté en casa porque necesito verme al menos un poco elegante. Y todo eso me inspira. No sé cómo pero me da energías en esos días tediosos, con calor, en los que me siento pesada y le pido a gritos a mi hijo que salga de una vez.
Hoy me acordaba de una frase que decía algo así como "La vida está allá afuera." Y no sé, si está allá afuera, a la vuelta de la esquina o a miles de kilómetros. Está donde nosotros queremos que esté. En un rincón de la casa, en un momento del día, en una sonrisa, en un comentario, en un llamado, en un gesto, en hacer algo que nos guste. Y seguramente la vida no estará siempre en el mismo lugar o tendrá el mismo significado a medida que crecemos. En algún momento de mi vida estuvo en las noches con mis amigos aprovechando cada oportunidad para conocer gente y lugares nuevos. En otro estuvo en mi carrera. Hoy está acá, en mi hogar con mi marido, con mi hijo y con todo lo que se viene.
"La vida no es lo que crees, sino lo que creas."
Nunca más cierto.
miércoles, 9 de enero de 2013
Reordenando neuronas.-
Ya creo que en gran parte he superado las incomodidades físicas y las ciruelas disecadas han hecho un gran aporte. Ya queda nada. La nada misma. 20 días como máximo? Según mi obstetra, está todo muy tranquilo y él está perfecto. Sigo rodando como tortuga por momentos o quedo encallada como una ballena en el sillón al llegar la noche pero son sólo momentos. Y en parte, una ya se acostumbra a estas "delicias" del embarazo. Baño con sal moderado, mucha fruta y a pedir ayuda cuando el cuerpo no responde. Ahora queda el cerebro. Mi bendito y preciado órgano que hizo una regresión a los primeros asquerosos y tan cansadores meses del embarazo...
Tengo una mezcla de sensaciones (y situaciones) que me hacen pasar del llanto a la risa, de la ira a la comprensión, y así podría seguir hasta que mi hijo tenga 8 años por lo menos (y hasta que el santo de mi marido respire profundo por décimacuarta vez, me miré y me diga "A ver, gorda..."). Básicamente, siento que en algún profundo lugar de mi existencia, estoy acomodandomé o preparándome para este nuevo rol que todavía no empezó. Y obviamente, como mi mente es tan intricada lo manifiesta de una manera sutil desviando la atención hacia lugares que no debería pero cuando los desmenuzo me doy cuenta que tienen que ver más conmigo que con los demás.
Mis problemas actuales son:
-Reacomode de prioridades y lugares. Quiénes están, quiénes son importantes, por quiénes merece uno hacerse problema, quiénes son primordiales, qué cosas son realmente graves y cuáles son nimiedades.
-Qué puedo llegar a decir cuando nazca mi hijo. No sé si voy a poder controlar mis pensamientos. Y en tal caso, debería importarme? Acaso no soy yo la que está "revolucionada"? Lo que más me preocupa es no tener tacto o lo que sería aún peor, callarme y explotar como un sapo.
Mis pensamientos actuales son variados. Van desde:
- "Conseguite una vida propia y no me rompas las pelotas."
- "No quieran lavar culpas o compensar con mi hijo."
Hasta:
- "Los necesito a todos!!!!"
- "Dejenmé con mi pirulo y mi marido. Go away!"
De las buenas intenciones, no dudo. Temo no saber transmitir mis necesidades y lastimar a los que están alrededor mío por no saber pedirles qué es lo que necesito y qué ellos me puedan entender. A veces uno quiere ayudar y ayuda desde lo que uno piensa que el otro necesita, sin escuchar el pedido real del otro.Y también temo que en toda esa vuelta de cuidar a mis allegados, de no ofender, de ponerme histérica por no poder expresarme, de ponerme mal por los que no me entiendan, me pierda de esos únicos y primerísimos instantes con mi bebé y mi marido. Me preocupo por acomodar todo para crear ese momento perfecto y sin darme cuenta, me lo pierdo. Quizás lo mejor sea enfocarme en ese instante en el que nos miremos por primera vez y que todo lo demás fluya como tenga que fluir y se acomode sólo...
[Marido lee y dice: "Veo que me escuchás. El tema es que lo hagás."]
La puta! Tiene razón de nuevo. Es im-ba-ti-ble. Lo bueno es que nos complementamos. Yo le doy todo desordenado y él me lo da todo en una cajita listo para el delivery.
En unos días, les cuento cómo me fue!
jueves, 3 de enero de 2013
Sos vos o soy yo.-
Esa parece que es la conversación que tienen mi sistema digestivo y mi niño dentro del globo enorme que tengo como panza. No sé cómo hacen las mujeres que engordan 20 kilos. Hambre no me falta pero es imposible comer todo lo que desearía o lo que necesitaría. Por ende, no estoy subiendo de peso, sólo algunos gramos. La mesa de fin de año me tentó y el nuevo año lo recibí moderadamente de forma obligatoria. La acidez es la enemiga número uno de mi vida y las horas de sueño son escasas. Todos me aconsejan dormir todo lo que pueda ahora. Y les juro que sería fantástico...si pudiera conciliar el sueño! Parezco un bebé durmiendo cada dos horas. Empiezo a creer firmemente en la siguiente idea: La naturaleza es más sabia que mi voluntad y está regulando mi ciclo de sueño de acuerdo a los horarios de un bebé recién nacido. Y también me está dotando de paciencia. La espera para el obstetra y los monitoreos es laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarga. Después de pasar una tarde a pura espera, decidí ponerme a tono con el libro de Kaz Cooke, "Embarazada". Tan atrasada estaba mi lectura que tuve que retomar la lectura desde la semana 26 estando en la 37. Y me topé con un relato muy gracioso con el cual me sentí muy, pero muy identificada...
"¿Me producen insomnio los calambres de las piernas o percibo esos calambres precisamente porque permanezco despierta gran parte de la noche? Beck dice que hay dos cosas que pueden provocar dolores en la pantorilla: la sangre que circula por las venas o la falta de calcio o de magnesio. En mi caso, probablemente de magnesio, porque tomo calcio como para convertirme en un colmillo. Para el moqueo y la irritación de nariz, me recomienda una dosis especial de ajo y rábano.
-¿Y qué me dices de esta barriga gigante?
- Se normalizará dentro de unas cuantas semanas.
En este momento, mi barriga es una bola enorme. Y el tejido que la sujeta está bastante tirante, como si hubiera vendajes anchos debajo de la piel.
¿He mencionado la acidez de estómago y la indigestión?
El embarazo es una presión absurda para el cuerpo, y ya no estamos acostumbrados a eso. Siempre esperamos que haya alguna pastilla, ejercicio, mantra o palabra que alivie las incomodidad y el dolor. Pero no, en este caso es un dolor puro y simple en el culo (y el resto del cuerpo) durante meses. Lo siento, pero a mí no me parece que sea una experiencia espiritualmente sublime. Es una experiencia profundamente FÍSICA.
La sensación que provocan los movimientos del bebé no es igual para todas. Algunas la perciben como gases, o plumas, o golpecitos suaves. Algunas veces me da la impresión de que alguien está tañendo un ligamento como si probasen la cuerda de un arpa; otras veces es como si tocasen el bongó en mi interior. Todas esas sensaciones todavía son muy tenues. Aunque la barriga parace empezar debajo de las tetas, la parte superior del útero está a la altura del ombligo. Todo lo que tiene encima son órganos desplazados que le hacen sitio.
El periódico de hoy dice que se está utilizando una muñeca dirigida por ordenador para enseñar a los adolescentes cuánto trabajo supone un bebé. Se llevan la muñeca a casa durante el fin de semana. Está programada para llorar de forma constante o varias veces, de noche y de día. Un sonido especial indica con cuánta frecuencia hay que cambiar el pañal, y el alumno debe decidir en qué momentos el bebé necesita comer. Un alumno que tuvo la muñeca durante el fin de semana dijo: Realmente se me han ido las ganas de tener hijos. Pues imaginate el embarazo, cariño." Páginas 246, 247
Por momentos mi cuerpo grita de esta manera: "Sos vos o soy yo!!!" Pero, luego, se amigan. Por un rato, tampoco esperen milagros. Con el milagro de la vida ya es suficiente. ¡Bienvenido nuevo año!
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